RSE: ¿en qué consiste y para qué sirve?

Los términos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se utilizan por muchas empresas para generar confianza y un cierto grado de estatus; que sin duda los tienen; pero…¿son lo mismo? y ¿cuáles son las características y procesos que hacen que una empresa sea responsable socialmente?

Empecemos por los términos: Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se utilizan como si fueran exactamente lo mismo, pero existe una diferencia: la RSC se utiliza para denominar a todas las organizaciones, incluyendo, por ejemplo, las agencias gubernamentales; mientras que la RSE se refiere exclusivamente a las empresas del sector privado.

Y es que, en casos donde se utilizan recursos del Estado es, cuando menos polémico, hablar de Responsabilidad Social.

Es como celebrar que cumplen con los objetivos misionales para los que fueron creadas estas organizaciones; que por ser institucionales, no adoptan este tipo de políticas de manera voluntaria; sino que más bien son más eficientes que otras en el uso y distribución de recursos, o en la visibilidad que tienen sus campañas.

Por ello y por ser lo que más conozco, me referiré únicamente a la RSE, que está en boga en Colombia desde hace algunos años, lo cual es lo mejor que le puede ocurrir un país que requiere cada vez más de la acción decidida del ciudadano corporativo, para aportar en campos en los que quedan vacíos por cubrir de parte del Estado.

El área de RSE, en primera medida, es responsable de manejar de manera eficiente y creativa un rubro destinado por la organización para generar una retribución a la sociedad de parte de la empresa.

Hasta ahí parecieran labores de caridad, pero lo cierto es que por ser realizadas por una empresa, las acciones deben tener un retorno tanto intangible (como a nivel de reputación), como tangible (en aumento de ventas, por ejemplo).

También, por ser su función social crear riqueza; hay muchas organizaciones que tienen como filosofía no ‘regalar el pescado’ sino ‘enseñar a pescar’, la cual compartimos totalmente.

Esta forma de invertir sus recursos, menos facilista que el asistencialismo ha derivado en verdaderos ejemplos de texto de ‘enseñar a pescar’ como el caso de Crepes & Waffles, cuyos directivos decidieron contratar a madres cabeza de familia como su principal fuerza de trabajo; o el centro comercial Gran Estación en Bogotá, cuya planta de seguridad y de otros servicios está principalmente integrada por personas en condición de discapacidad de movilidad, es decir, en silla de ruedas.

Apuestas ambas, arriesgadas e innovadoras, con un gran componente de impacto social; que les ha generado compromiso irrestricto de parte de esos grupos poblacionales, que se convirtieron en sus colaboradores; pero también de sus familias, sus entornos y reconocimiento de la opinión pública.

Finalmente, podemos decir que las características que tiene una empresa responsable socialmente son las siguientes:

1. Es voluntaria: es decir que establece compromisos desde acuerdos internos, que le permiten generar aportes a la sociedad, a la humanidad y al medio ambiente.

2. Tiene en cuenta dimensiones internas y externas: establece una forma de actuación responsable con todos sus públicos y tiene un lineamiento de actuación con sus trabajadores; pero también con temas como las comunidades, los socios, los consumidores, las normas de los países y los derechos humanos.

3. Sus acciones buscan seguir un código de conducta que le permita, en general, tener una imagen consecuente con su identidad. Esto, muchas veces implica tomar la decisión de no negociar con un proveedor que explote a menores en sus fábricas a pesar de ofrecer un mejor precio; o de desistir de un trato con un aliado estratégico que financie grupos al margen de la ley; por citar dos ejemplos en los que la toma de decisiones muestra que los principios a largo plazo, tienen más o menos peso que beneficios económicos en el corto.

4. Va más allá de las normas; es decir, la responsabilidad social excede el pago de las obligaciones o la contratación de empleados siguiendo los parámetros de ley: el cumplimiento de las normas son el mínimo del que se debe partir, pero no son acciones de RSE.

5. Aporta valor: para generar interés de los directivos de las empresas es necesario mostrar que los programas de RSE emprendidos están alineados a la razón de ser del negocio y tienen un impacto en la imagen que tienen sus stakeholders sobre la empresa.

6. La RSC es la expresión de lo que es la Organización: para sus públicos, es parte integral de la imagen de la misma; y para la empresa, de su identidad.

7. Es ética, no solo estética: la empresa socialmente responsable lo es desde sus cimientos organizacionales, es decir, desde su filosofía organizacional.

Y es que, la razón de ser del negocio debe favorecer a la sociedad y al mundo en general; si no es así, no puede ser responsable, pues su compromiso no es con la sociedad en general sino, si acaso, con sus grupos de interés.

8. Es rentable: la RSE debe ofrecer rentabilidad para el negocio, así como gran impacto en intangibles de la misma, como su reputación, que influyen en la valoración que logran, por ejemplo, sus acciones en bolsa. Por ello, el empleo de los recursos debe tener un retorno a corto, mediano y/o largo plazo.

Para concluir, si las empresas se reconocen como sujetos sociales con objetivos a largo plazo, es decir, que trabajan día a día, ejecutando acciones para tener un mañana sostenible, en entornos agradables y más equitativos, son potencialmente responsables; si quieren convertir esas acciones en política, línea de negocio y que les reporte beneficios tangibles e intangibles; nos gustaría ayudarlos en el proceso.

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