Storytelling e Storydoing ¿cuál es más útil para su negocio?
La respuesta no es sencilla, pues ambas formas de contar una historia tienen sus ventajas, mucho depende de su tipo de cliente y ante todo de la percepción que este(a) tenga respecto al relacionamiento y posicionamiento en su mente y corazón, de sus productos o servicios, la cual se ha gestionado a través del tiempo.
¿Qué es el Storytelling?
El Storytelling o la narración de historias es un acto cultural, intrínseco al ser humano y a su naturaleza de ser social; de procurar la posteridad o hacerse eterno a través de los relatos contados de generación en generación.
Por ello, son tan encantadoras las grandes epopeyas como las de Homero, los cuentos de hadas, las historias de conquistas de reinos reales o imaginarios, y de mitos en torno a dioses y hombres.
Disciplinas como el Marketing, pero sobre todo la Publicidad, han hecho propio este tipo de narrativa para posicionar más que productos; conceptos e ideas en las personas a través de historias, largas o muy cortas; las cuales, por su impacto emocional, llegan más allá de lo que venían haciéndolo los mensajes tradicionales con la promesa de valor de producto, precio, punto de venta y promoción (las antiguas cuatro P del Marketing).
Los elementos comunes que debe tener un Storytelling son:
- Mensaje central: Debe estar muy claro desde el principio; pues si esto no se logra, la parte del “story” se rompe.
- Personaje: Debe partir de un muy buen análisis y estudio previo de creación – a partir, seguramente, de Grupos Focales – para la construcción del Buyer Person (comprador(a) ideal). Por lo general, el o ella será un personaje que genere empatía, con fortalezas y debilidades marcadas y pronunciadas en todo tipo de narrativa y muy cercano(a) al potencial cliente. También se recomienda cargarlo(a) de muy buen sentido del humor.
- Ambiente: Tiempo y espacio en el que se desarrolla la acción, clave para una posible conexión emocional y/o empatización.
- Conflicto: Debe lograr la suficiente carga emocional para generar interés por parte de la audiencia.
Además de estos elementos, se debe desarrollar una historia en todo el sentido de la palabra; que además de enganchar desde su personaje y conflicto; se desarrolle en un ambiente adecuado, que genere credibilidad y refuerce el mensaje central que se quiere transmitir.
¿Y el Storydoing?
Este tipo de narrativa, a diferencia del Storytelling; tiene su raíz anclada claramente al Marketing. Este tipo de narrativa se basa en ofrecerle al usuario la posibilidad de ser el portador y creador de la historia, basada en una experiencia real, de una interacción con un producto o servicio.
Para este tipo de narrativas se utiliza mucho la cámara oculta y la sorpresa; lo que hace que la experiencia genere un mayor impacto una vez sea editada: la emocionalidad, la felicidad y las lágrimas de emoción son muy bienvenidas; pues son reales.
El logro de los objetivos comunicativos de este tipo de narrativas está muy anclado a la planificación de la historia, a lograr un muy buen guion (por lo general superado con la interacción real de las personas) y a una buena pre y posproducción.
El Storydoing potencializa:
Credibilidad:
Por muy bien estructurada que esté una historia ficticia, una narrativa real, con personajes reales; por lo general tiene mayor credibilidad; ahora, NUNCA hay que tratar de hacer parecer actuaciones fingidas como un Storydoing: el público no perdona un intento de engaño.
Reputación:
La conexión del producto y servicio con las personas reales impacta directamente en la construcción reputacional de las marcas, que logran generar no solo recordación, sino conexión emocional
Retroalimentación de parte de la comunidad:
Los protagonistas de este tipo de mensajes y sus amigos(as) no pararán de reproducir estos mensajes, por sentirse parte de una narrativa y de una marca. Su lealtad, digna de ser socializada por la marca, será retribuida también por ellos(as).
Y aunque se puede generar una estrategia que utilice por una parte Storydoing y por otra Storytelling, no es lo más común, pues puede parecer que la marca o compañía no sabe en realidad lo que quiere comunicar; y posiblemente haya mucho de eso en ese tipo de estrategia; por eso es importante saber a qué le estamos apostando en un determinado momento comunicativo, con quién y si nuestro objetivo está cubierto con la pieza y la narrativa que se nos propone desde la agencia.
Al fin y al cabo, se trata de la congruencia de lo que somos y lo que comunicamos ¡Nuestra reputación, puesta en escena!, ni más, ni menos.